miércoles, 9 de enero de 2013


El Electromiograma


Consiste en el registro mediante electrodos de los potenciales eléctricos que se producen en el músculo esquelético cuando éste se activa. Se puede realizar con un electrodo insertado en el músculo mediante una aguja que se introduce a través de la piel, o también se puede realizar con electrodos colocados en la superficie de la piel.
Para la realización del electromiograma se colocan dos electrodos adheridos a la piel sobre el músculo correspondiente. También se coloca un electrodo neutro, que corresponde a la toma de tierra. Estos electrodos se conectan a un aparato amplificador, que esencialmente es un voltímetro muy sensible, y que mide la diferencia de potencial eléctrico entre los dos electrodos.

Cuando se estimula la placa motora, se produce un potencial de acción que se origina en el centro de la fibra, y se desplaza hacia los extremos.  
Cuando el potencial de acción alcanza el electrodo negativo, el voltímetro detecta una diferencia de potencial, porque el electrodo negativo está en contacto con una zona de la membrana que está depolarizada y es negativa en el exterior, y el electrodo positivo está en contacto con una zona de la membrana que está en reposo y es positiva en el exterior. Esta diferencia de potencial se manifiesta como una onda positiva en el registro. Cuando el potencial de acción llega al electrodo positivo se produce la situación contraria, y se registra una onda negativa.

Si se activa una motoneurona, se van a contraer todas las fibras musculares inervadas por ella (unidad motora), y cada una de estas fibras musculares contribuye a la diferencia de potencial que se registra. Entonces la situación es más complicada que en el caso anterior, y se registran varias ondas positivas y negativas, dependiendo de la posición de las fibras musculares y de los electrodos.

En la situación real, cuando se contrae el músculo se activan simultáneamente muchas unidades motoras. Las ondas producidas por cada unidad motora se mezclan unas con otras, y dan un registro en el que el potencial oscila de forma rápida e irregular, y en el que no es posible detectar la actividad de cada unidad motora por separado. Este es el patrón de interferencia, que se registra en condiciones normales durante una contracción muscular.
       

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